13 nov 2025

LA CUEVA DEL JUYO


"En esta localidad se encuentra la cueva del Juyo, yacimiento de gran importancia ciéntífica, pues contiene una importante estratigrafía del Magdaleniense Inferior Cantábrico que ha proporcionado interesantes colecciones de objetos en piedra, hueso y asta, así como una importante información paleoambiental y económica.]​ La cueva contiene una losa, parecida a un altar, y una cabeza de piedra, mitad ser humano, mitad felino, que constituye un hallazgo único en el mundo, datado hace 14 000 años, y que hace que sea considerado como, posiblemente el santuario más antiguo del mundo".

 Don Pedro Casío Celis escribió en el siglo XVI su obra sobre Cantabria y en el siglo XX era noticia en el  NEW YORK TIMES el descubrimiento de la Cueva del Juyo:

DESCUBIERTO EN ESPAÑA EL SANTUARIO MÁS ANTIGUO DE LA HUMANIDAD

Por Tom Ferrell
28 de noviembre de 1981

Científicos estadounidenses y españoles han informado del hallazgo del santuario religioso intacto más antiguo de la Edad de Piedra temprana, localizado en la cueva de El Juyo, un yacimiento arqueológico del norte de España, cerca de la ciudad portuaria de Santander.

Los científicos creen que el santuario fue construido hace 14.000 años, lo que lo convertiría en el santuario religioso más antiguo conocido de la humanidad. Aparte de los lugares de enterramiento, los santuarios más antiguos conocidos hasta ahora se encuentran en Oriente Próximo y tienen unos 9.000 años.

El santuario de El Juyo contiene una cabeza de piedra esculpida y exenta, interpretada por los científicos como la de un ser sobrenatural. En un lado de la escultura aparece el rostro de un ser humano, y en el otro el de un animal, probablemente un felino.

Los investigadores llevaban mucho tiempo esperando encontrar pruebas que demostraran claramente la existencia de conducta o ritual religioso en el Paleolítico. Las pinturas rupestres, los objetos decorados y las ofrendas funerarias, creen muchos arqueólogos, sugieren creencias religiosas, pero en muchos casos pueden tener interpretaciones alternativas.

El santuario de El Juyo, cuyos detalles fueron publicados este verano por el Ministerio de Cultura de España y por History of Religion, una revista estadounidense, fue descubierto por el Dr. Leslie G. Freeman y el Dr. Richard G. Klein, ambos antropólogos de la Universidad de Chicago; por el Dr. J. González Echegaray, director del Museo y Centro de Investigación de Altamira en Santillana, España, y por el Dr. I. Barandiaran, de la Universidad de Santander.

La excavación fue financiada por el Ministerio de Cultura de España y por la National Science Foundation de Estados Unidos. El yacimiento es conocido desde 1957 como lugar de una cultura paleolítica tardía llamada Magdaleniense III, que floreció hace unos 14.000 años. El santuario ocupaba unos 11 metros cuadrados justo dentro de la boca de la cueva.

En el centro del complejo se encontró una zanja poco profunda que contenía huesos de animales, puntas de lanza nuevas y sin usar y otros objetos. Encima de la zanja había un montículo de unos 75 centímetros de altura que contenía “ofrendas” similares —huesos, puntas de lanza y otros artefactos—, explicó el Dr. Freeman, alternadas con capas de rosetones de tierra dispuestos cuidadosamente.

“Era como si los constructores hubieran recogido tierra en pequeños recipientes o cubos de unos 10 centímetros de diámetro y luego los hubieran invertido sobre el montículo”, dijo ayer el Dr. Freeman en una entrevista telefónica. “Un círculo de tierra estaba en el centro, rodeado por otros seis círculos más, con los bordes apenas tocándose”.

El propio montículo estaba recubierto por una capa de arcilla, y encima había una losa horizontal de piedra caliza de 180 centímetros de largo, 120 de ancho y 15 de grosor, añadió el Dr. Freeman, quien señaló que la losa pesaba casi una tonelada.

La escultura, de 35 centímetros de altura, fue colocada sobre un montículo más pequeño orientado hacia la entrada de la cueva. Una fisura vertical natural de la roca se utilizó para dividir la cara de piedra en dos partes: en un lado, la media cara de un hombre con bigote y barba; en el otro, la media cara de un carnívoro —muy probablemente un león o un leopardo— con hocico, bigotes y un solo diente puntiagudo.

La conclusión de que el lugar es un santuario religioso se basa en varios factores, explicó el Dr. Freeman. Al señalar que un santuario se define como un lugar donde tiene lugar algún tipo de comportamiento sagrado colectivo, dijo que lo colectivo quedaba demostrado por la gran piedra.

“Dada la cantidad de trabajo necesaria para mover la losa de piedra caliza, al menos entre 10 y 15 personas debieron participar en la construcción del santuario”, afirmó. “Fue una empresa de grupo, y eso sugiere un sistema compartido de creencias colectivas”.

El Dr. Freeman admitió que “podría haber muchos monumentos construidos colectivamente que no llamaríamos rituales, si pueden explicarse como de algún uso técnico o económico”, y señaló que muchas disposiciones de grandes piedras, en Europa y en otros lugares, fueron claramente diseñadas para la observación de fenómenos astronómicos.

Actividad económica descartada

“Pero El Juyo no es explicable en términos económicos”, dijo el Dr. Freeman. “Aquí hay muchísimo esfuerzo invertido, y nada de ello es visible una vez terminado el complejo. No es actividad económica.

“El elemento final en la definición de un santuario sería que estas actividades deben estar diseñadas para influir en un ser sobrenatural postulado culturalmente”, añadió el antropólogo. “Aquí hay una figura, la escultura de piedra. A distancia parece un rostro humano, pero cuando te acercas descubres que tiene dos naturalezas, la humana y la animal”.

El Dr. Freeman sugiere que la cara dividida de la escultura podría haber sido concebida para “representar una conciencia dentro del grupo de la diferencia entre lo animal y lo humano y, al mismo tiempo, una fusión del lado salvaje e instintivo de la vida con el lado humano, más culturalmente ordenado”.

En su día, la crítica histórica especializada descalificó sin piedad la obra de COSSÍO CELIS, pero este descubrimiento arqueológico vino a darle la razón y a la vez a dársela a mi tesis sobre el origen y significado del cognomen CEBALLOS..



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3 comentarios:

Rosa Ruiz dijo...

A veces sobran los comentarios, ¿no te parece?

Rosa Ruiz dijo...

Además, JUAN de ESCOBEDO, aquel Sancho de Don JUAN de AUSTRIA que pedía en el testamento que, si muriese sin herederos, sus bienes pasaran al mayorazgo de PEDRO CEBALLOS, no va a leerme. Ni aquellos Ceballos y Oviedo que fundaron en SANTANDER el monasterio jerónimo de Santa Catalina de Alejandría.

Rosa Ruiz dijo...

Desconozco lo que los cervantistas pensaron y sintieron cuando leyeron en el QUIJOTE lo que voy a transcribir del capítulo LV de la Segunda Parte, pero sé muy bien lo que sentí yo:
"—¡Famoso testigo! —dijo don Quijote—. El rebuzno conozco como si le pariera, y tu voz oigo, Sancho mío. Espérame: iré al castillo del Duque, que está aquí cerca, y traeré quien te saque desta sima, donde tus pecados te deben de haber puesto.

—Vaya vuesa merced —dijo Sancho— y vuelva presto, por un solo Dios, que ya no lo puedo llevar el estar aquí sepultado en vida y me estoy muriendo de miedo.

Dejóle don Quijote y fue al castillo a contar a los duques el suceso de Sancho Panza, de que no poco se maravillaron, aunque bien entendieron que debía de haber caído por la correspondencia de aquella gruta [por la otra salida] que de tiempos inmemoriales estaba allí hecha; pero no podían pensar cómo había dejado el gobierno sin tener ellos aviso de su venida. Finalmente, como dicen, llevaron sogas y maromas, y a costa de mucha gente y de mucho trabajo sacaron al rucio y a Sancho Panza de aquellas tinieblas a la luz del sol."