He demostrado documentalmente que el matrimonio Catalina de Salazar-Miguel de Cervantes tuvo trato con un genovés llamado Vivaldo, que es como se llama el caminante con el que se encuentra Don Quijote, que podría ser genovés, pues dice que era de los Cachopines de Laredo pero no de dónde era o había nacido, y como Colón dice que nació en Génova y pasa a la historia por genovés es por lo que nos resulta interesante la respuesta que Don Quijote le dió a Vivaldo (¡Como eso no habrá llegado!) cuando éste le dijo que el linaje de Dulcinea del Toboso no había llegado hasta entonces a sus oidos, pues Laredo es una villa montañesa de la costa y por ello de buenos marinos, que fue el oficio o profesión de Colón.
El linaje de Salazar está muy presente en la heráldica de Laredo y en la toponimia de la provincia de Burgos, medianera de la de Cantabria, y el símbolo heráldico de los Salazar está también en la casa Guerra de la Vega de IBIO por sus vínculos con este linaje. Quiero decir con esto que bastaría el vínculo Colón-Salazar, por ejemplo, para justificar la presencia de un Hernando Colón en la provincia de Burgos y el parentesco de éste con los Guerra Salazar, como era el caso del marino y descubridor Toribio Alonso de Salazar que navegó con el vasco Juan Sebastián Elcano, el portugués Magallanes, y el extremeño Hernando de Bustamante.
¿Qué pasa si creemos a Don Quijote cuando dice que una tempestad arrastró a un caballero desde una playa de la Montaña hasta tierras remotas y desconocidas?
Pues pasaría, independientemente de que ese fortuito descubridor fuese o no Cristóbal Colón, que habría que darles o quitarles la razón a historiadores como Rómulo D. Carbia o Vignaud, por ejemplo, en lo tocante al objetivo del primer viaje, tras la firma de las Capitulaciones. Me explico. Si usted, lector, fuese ese fortuito descubridor y desconociese la existencia de lo que hoy llamamos América, como entonces se desconocía, seguramente pensaría usted que había llegado al Catay por aquello de la esfericidad de la Tierra y de que Marco Polo pensaba que navegando hacia Occidente se llegaría al extremo Oriente en mucho menos tiempo de lo que había tardado él yendo por tierra. Y esto fue lo que le pasó a Colón y esto explica que en el viaje de 1492 llevase cartas de los Reyes para el Gran Kan de la India y del Catay, que la comisión científica le quitase la razón en cuanto a la distancia que creía que nos separaba de la India oriental, su convencimiento de la existencia de tierras al poniente de las Canarias, etc.
"Inter finem Hyspaniae et inter principium Indie, non magne latitudinis" tenía asentado el Cardenal d´Ailly (1350-1420) en su "Imago mundi", capítulo XLIX, y por ello pensó Colón que las islas que encontró estaban en el Mar Indico. Quería llevar allí el cristianismo. Yo creo que esto explica que Cervantes diga en la Dedicatoria al Conde de Lemos de la Segunda Parte del Quijote que el Emperador de China le había suplicado a través de un propio que se lo enviase y que quería crear allí un colegio "donde se leyese la lengua castellana".
Las cosas de Don Quijote se tachan de "niñerías" y el Cura a su vez de descubridor y el descubridor por antonomasia es Cristóbal Colón, así que parece que éste era del linaje de Niño como el Conde de Buelna, cuya lengua materna era el castellano.
Y como es imposible que nadie supiese el verdadero linaje de Colón, pienso que quien escribió El Quijote lo sabía.
"Es de sospechar que Cervantes conoció las aventuras de Colón y que las recordaba cuando escribía las de Don Quijote", dice Don Salvador de Madariaga en su biografía de Colón. Yo creo que conoció hasta las del Conde de Buelna recogidas en el libro de su historia o El Victorial, obra de su criado y alférez Gutierre Díaz de Games, que Pero Niño mandaba que se guardase en el arca del tesoro de su iglesia de Cigales. El Cura dirá del "Palmerín de Inglaterra", atribuído al rey Juan II de Portugal, monarca que escribía a Colón a Sevilla en 1488, el año en que nacería su hijo Fernando Colón, que se guarde como cosa única y se haga para él una caja como la que halló Alejandro entre los despojos del persa Darío para guardar la obra de Homero. Algo que nos recuerda no sólo a lo dicho del libro de Pero Niño sino al linaje de Escalante, fundador de Laredo, que se dice descendiente de Reyes y Soberanos Príncipes y haber venido a España con el Duque de Cartago y poblado en las Asturias tras la muerte de Alejandro en Babilonia el año 323 antes de Cristo, a cuyo progenitor Andilo o Adulastro los poetas llamaron Héctor, es decir, como el héroe de la Iliada de Homero, hijo de Príamo, rey de Ilión/Troya/Turquía, y sobrino de Titono o Tizón, rey de Etiopía.
El laredano Don Bernardino de Escalante, pariente de Cachopines y Alvarados, publicó en Sevilla en 1577 un libro sobre las Navegaciones a China que dirigió al arzobispo de Sevilla Don Cristóbal Rojas Sandoval en el que incluye algunos caracteres chinos, primeros reproducidos tipográficamente en Europa. Don Bernardino de Escalante fue administrador del Hospital de Sevilla que fundó en el siglo XV el Cardenal Cervantes. Era hermano del "Licenciado Escalante" que menciona Doña Constanza de Castañeda, la mujer de Juan Escobedo, en una carta que le escribía a éste en 1569, en la que a su vez menciona a Gonzalo Guerra el Viejo y Gonzalo Guerra el Mozo y dice en un margen: "porque no se le haga mal a Carriazo." Y del linaje de la mujer de Escobedo era el Capitán Castañeda que servía al rey de Portugal y retuvo a Colón en las Azores cuando regresaba del viaje de 1492 y le dijo que sabía muy bien quién era. No deja de ser curioso que Colón nombrase en Sevilla a un Jerónimo Agüero su representante legal y de sus hijos, apellido del que sería años después Corregidor de Laredo: Melchor Puerta Agüero, familiar de Escobedo que pedía a Felipe II justicia por la muerte de éste, y que un Luis de Escalante fuese a su vez representante legal de Beatriz Enríquez, la mujer con la que Colón tuvo a su hijo Fernando Colón. El matrimonio Castañeda-Escobedo tenía parientes en Buelna por sus vínculos con la casa de Ceballos. "que en el número de calderos hay alguna diferencia", se dice cuando Don Quijote se lavó en "cinco o seis calderos" y se puso el cinturón de lobos marinos en casa de Don Diego de Miranda. Los Castañeda llevan tres calderos como símbolo heráldico, los Calderón cinco, los Herrera dos, etc. Y, como es sabido, el Almirante Mayor de Castilla Don Diego Gutiérrez de Ceballos se tituló Señor de Escalante y su tataranieto Don Íñigo López de Mendoza, I Marqués de Santillana, Señor mayor de las casas de Ceballos y de la Vega.
Don Quijote cree que los amores de Don Tristán y al reina Iseo fueron ciertos como los de Lanzarote y la reina Ginebra (hija del rey de Escocia y esposa del rey Arturo de Gran Bretaña) y a su vez compara su historia con la de Lanzarote. ¿Tuvo amores algún Don Tristán Niño - nombre de un nieto del Conde de Buelna y de Doña y Beatriz de Portugal- con una reina de Portugal? ¿Era algún rey portugués biológicamente del linaje de Niño? ¿Es posible que Don Tristán Niño fuese a su vez nieto por línea materna de Tristán Díaz-Quijano?
Lo que se cuestionaban Don Rómulo D. Carbia y Vignaud era si Colón en el viaje de 1492 buscaba tierras ignotas al poniente de las Canarias o buscaba la India oriental y por esto se llamaron las Indias a las tierras descubiertas.
Yo creo que buscaba las tierras a las que fue a parar el caballero evocado por Don Quijote, que él tomó por islas asiáticas de la China o Catay, que, como dije, fue lo que le pasó a Colón.
El señor Carbia no lo compartiría porque no cree en el fortuito predescubridor:
"La leyenda, hija de quién sabe qué equívoco, se remonta a los mismos días del gran Descubridor, y era tan conocida que la registran en sus crónicas Fernández de Oviedo y López de Gómara. El propio Las Casas la toma en cuenta y no se atreve a negar, del todo, la veracidad de su contenido. Por su parte Vignaud ha hecho un análisis de la cuestión, llegando, en definitiva, a admitir la autenticidad del relato, y Ulloa ha identificado al piloto desconocido con el propio Colón. Sin embargo todo esto carece de base sólida y, en rigor de la crítica, la versión del Piloto de Huelva es una simple leyenda, edificada, quizá, sobre la base de dos declaraciones que figuran en los pleitos", dice en la página 138 de su obra, publicada en Buenos Aires en 1936, titulada "La Nueva Historia del Descubrimiento de América".
Es de los que piensan que Fernando Colón no fue el autor de "La Historia del Almirante", cuyo manuscrito no se vió nunca, y que quien lo escribió se sirvió de la obra del cordobés Fernando Pérez de Oliva, tío de Ambrosio de Morales, éste muy amigo del Secretario Gonzalo Pérez.
"Agora particularmente doy aviso que en la librería del Secretario Gonzalo Pérez hay muchos originales antiguos de éstos de mano de los que fueron de los Reyes de Nápoles y de los Papas Borjas", escribía Ambrosio de Morales.
"Deseo saber que la caxeta de los libros Griegos sea llegada a manos de V.m., pues a tanto que partió de GÉNOVA para Alicante, y si Mícer Antonio de VIVALDO no la envió por Joanitín de Oria", le decía Francisco Tovar a Gonzalo Pérez en la carta que le escribía el 4 de noviembre de 1546 desde el castillo de Trezzo. Fernán Pérez de Oliva nació en Córdoba en 1494 y murió prematuramente en 1533. Se sabe que escribió una biografía de Colón que se perdió y que Francisco de Cervantes Salazar continuó su "Diálogo de la dignidad del hombre". Cervantes Salazar nació en Toledo hacia 1514, fue profesor de la Universidad de Osuna y después de la Universidad de Méjico, donde murió en 1575, siendo canónigo de su catedral. Su obra se publicó en Alcalá dedicada a Hernán Cortés.
"Yo fui a Milán al tiempo que vino a la posesión de su cargo el Señor Don Fernando (Don Fernando Gonzaga, Gobernador de Milán) y de allí a pocos días me volví a esta posesión, y no muy satisfecho del acompañamiento que me hizo, según yo esperaba, pues por su causa el
Marqués (Don Alfonso de Ávalos, Marqués del Vasto) me persiguió tanto; pero como la vida y escuela de diez años en Trezo, enfermo, maltratado y perseguido, me hayan fecho conocer a Dios y al mundo, voy cada día teniendo al mundo más en poco", etc. -le decía Francisco Tovar a Gonzalo Pérez en la mencionada carta que le hablaba de los libros que habían salido de Génova y Francisco de VIVALDO le haría llegar a sus manos. El Marqués del Vasto fue educado por Doña Victoria Colonna -linaje italiano que Don Quijote le menciona al caminante Vivaldo- y sus pomposos funerales se comentan en el Crótalón, libro de desconocida paternidad, que no sé yo si no sería obra de Don Alonso Enríquez, Abad de Valladolid y sobrino del Almirante de Castilla, y al amigo de Gonzalo Pérez -el italiano Pedro Bembo- le encargaron que continuase la historia de Sabellico que cita Don Fernando Colón en la Historia del Almirante. En 1563, durante las Cortes de Monzón, murió Don Martín Pérez de Oliva, que había sucedido en el cargo de Abad del Monasterio de Benedictinos de "San Juan de la Peña" a Don Pedro Alavés, que lo fue desde 1543 hasta el 18 de diciembre de 1554 y que el 13 de febrero de 1553 escribía desde Zaragoza a Gonzalo Pérez dándole noticias de los asuntos de Aragón, diciéndole entre otras cosas. "como si ahí (Valencia, Barcelona y Cerdeña) no pudieran tener noticias de lo que ellos y yo hemos servido en lo que nos ha encomendado, y con qué satisfacción". Menciona entre los Regentes al Regente Camacho que había ido a Gea para ver lo que había de verdad en el castigo que el Conde (Don Juan Fernández de Heredia, conde de Fuentes, muy amigo de Gonzalo Pérez) había hecho a sus vasallos. Le dice que el Abad de la O. (Juan Pérez García de Oliván) se declaraba muy servidor del Secretario. No sé si el mencionado abad Martín Pérez de Oliva tenía algún parentesco con el cordobés Fernán Pérez de Oliva, autor de la perdida biografía de Colón, pero no me extrañaría que se hubiese utilizado ésta en la posterior "Historia del Almirante", porque al margen de esto que he escrito yo advertía sorprendida la comunicación de Gonzalo Pérez y Jerónimo Jiménez de Urrea con el extremeño Alfonso de Ulloa, responsable en Venecia de la versión al toscano de la Historia del Almirante, publicada allí en 1571. A Diego de Bustamante le veíamos después en Aragón junto a los Heredia, Bolea, Urrea, etc. y antes viviendo en casa de Antonio Pérez y sirviendo de paje a Don Pedro de Aragón, profesor de Teología en la Universidad de Alcalá, pero desconozco quién fue su madre. "Hidalgo como el Rey porque era montañés", dice Doña Rodríguez en Aragón de su marido (¿un Bustamante?), porque La Montaña es cuna de hidalgos y por ello el Marqués de Santillana dijo: "Nuevo o extranjero es el linaje que no tiene solar en La Montaña". El mencionado Conde de Fuentes le decía a Gonzalo Pérez que creyese a su criado Juan de Sesa como si se tratase de él mismo.
Si misteriosa es la contestación que dio Don Quijote a VIVALDO, no deja de ser misterioso también que el valenciano/aragonés mícer Andrés Rey de Artieda, conocido de Cervantes, herido en Lepanto en un brazo de un arcabuzazo como él y recordado en su obra, mencione también a los Cachopines de Laredo en los versos que le dedicó a un Cardona, linaje del Almirante de Aragón con el que vinculó una nieta de Colón, y que diga eso de "no se gastó mejor papel ni tinta/ ni mejor se deslinda este misterio/ que cuando el Lusitano un paje pinta/ que dice que es de los Cachopines de Laredo", que fue lo que Vivaldo le dijo a Don Quijote.
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