El llamado zodiaco de Dendera es un conocido bajorrelieve
del Antiguo Egipto esculpido en el techo de la pronaos (o pórtico) de una
cámara dedicada a Osiris en el templo de Hathor de Dendera, en Egipto. Está
expuesto en el Museo del Louvre de París y mide 253 por 255 cm.
Contiene imágenes que parecen corresponder a las constelaciones de Tauro y Libra. Esta cámara está datada a finales del periodo ptolemaico y su pronaos fue añadida durante el reinado del emperador Tiberio. Esto llevó a Jean-François Champollion a fechar el relieve en el periodo grecorromano, pero muchos de sus contemporáneos postularon que databa del Imperio Nuevo. La fecha aceptada mayoritariamente en la actualidad es hacia el año 50 a. C., pues muestra estrellas y planetas en las posiciones en que se observarían en esa época. Se ha conjeturado con que el relieve sirviera de base para la confección de sistemas astronómicos posteriores.
Historia
Durante la campaña napoleónica en Egipto, Vivant Denon
dibujó el zodiaco circular y los rectangulares. En 1802, tras la expedición
napoleónica, Denon publicó varios grabados del techo del templo en su Voyage
dans la Basse et la Haute Egypte. Éstos suscitaron una gran controversia en
torno a la fecha del zodiaco, que iba desde miles de años hasta unos siglos y
si era un planisferio o una representación astrológica. El interés
despertado en Europa por los hallazgos egipcios, motivó que se decidiera enviar
el relieve a Francia y así, en 1820, el distribuidor de antigüedades
Sébastien-Louis Saulnier encargó a Jean Baptiste Leloraine, un maestro albañil,
extraer el zodiaco circular usando sierras, alicates y pólvora. La pieza
finalmente llegó en 1821 a París y al año siguiente fue instalada por Luis
XVIII en la Biblioteca Real. En 1922 fue trasladada desde la Biblioteca
nacional al Museo del Louvre. Actualmente se expone en la Sala 12bis del
Pabellón Sully.
Descripción del zodiaco
El zodiaco es un planisferio o mapa de las estrellas en un plano de proyección particular, mostrando las 12 constelaciones zodiacales de la banda, que forman 36 «décadas» de diez días cada uno, y los planetas. Estas «décadas» son grupos de estrellas de primera magnitud. Estos se utilizaron en el antiguo calendario egipcio, que se basó en ciclos de 30 días y en el orto helíaco de la estrella Sothis (Sirio).
Su representación del zodiaco en forma circular es único en
el arte del Antiguo Egipto, siendo más normales los zodiacos rectangulares,
como los que decoran la pronaos del mismo templo o los «techos astronómicos» de
las tumbas del Valle de los Reyes.
La bóveda celeste está representada por un círculo sostenido
por cuatro pilares del cielo en forma de mujeres, entre las que se insertan
seres con cabeza de halcón. En el primer anillo, 36 seres simbolizan los 360
días del año egipcio quedando 5 1/4 días epagomenales sin nombre
(funestos).
En el círculo interior, se encuentran distintas constelaciones.
Si analizamos su iconografía podemos detectar una herencia tardía de las
culturas babilónicas a través de la cultura griega, con una clara
representación egipcia. En el centro se encuentra las constelaciones
circumpolares, siendo la Osa Menor un ejemplo de herencia grecolatina. Sin
embargo la Osa Mayor tiene una iconografía heredera de la mitología
mesopotámica. Draco está representando a la diosa Taweret y aparece
representado como un hipopótamo sacando la lengua. Esto se interpreta dando suma
importancia a las palabras que usamos al hablar. Esta es una de las enseñanzas
más importantes de este zodiaco al igual que lo expresan otras culturas.
En torno a las figuras centrales encontramos las
constelaciones zodiacales. Aunque aparecen las 12 constelaciones que han
llegado hasta nuestros días, la iconografía de las mismas es variable. Algunas
de ellas tienen una clara influencia grecolatina como por ejemplo, Aries,
Tauro, Scorpio. En otras, sin embargo, prevalece la corriente artística y mitológica
egipcia, como Capricornio o Acuario, que está representado como el dios de las
inundaciones Hapy, sosteniendo dos vasos de los que brota agua.
Asunto de Dendera
La polémica en torno al zodiaco, llamado el «Asunto de
Dendera», incluyó a personas como Joseph Fourier (que calculó su composición en
el 2500 a. C.), Thomas Young, Jean-François Champollion y Jean-Baptiste
Biot. Johann Karl Burckhardt y Jean-Baptiste Coraboeuf mantuvieron, tras
analizar la pieza, que los antiguos egipcios conocían la precesión de los
equinoccios. Champollion, entre otros, creyeron que se trataba de un zodiaco
religioso y descifró los nombres de los emperadores Tiberio, Claudio, Nerón y
Domiciano y fechó el relieve en la época de dominación romana.